Andy Warhol; Pat Hackett, The Andy Warhol Diaries, Warner Books, Nueva York, 1989.

Del 24 de noviembre de 1976 al 17 de febrero de 1987, Andy Warhol habló por teléfono con Pat Hackett de lunes a viernes a las 9 de la mañana en punto para contarle lo que le había sucedido el día anterior. La idea surgió de un deseo del artista por conservar un diario en The Factory, su estudio y por la necesidad de mantener en orden sus gastos, ya que era auditado cada año. Hackett publicó una versión condensada de 807 páginas en 1998, dos años después de la muerte del célebre artista.
Los diarios de Andy Warhol se convirtieron rápidamente en el guilty pleasure de toda la sociedad neoyorkina, dado que en ellos se revelaban las anécdotas de Warhol en las fiestas, sus opiniones sobre las celebridades, los amigos del momento, su vida cotidiana e incluso reflexiones sobre su propia vida. La falta de índice hizo que los aludidos lo leyeran completo para encontrar qué -o qué no- había dicho de ellos. Sin embargo, Hackett ha admitido que editó el libro para que su contenido fuera más interesante de lo que el propio artista le contó. Los diarios póstumos contienen la información que Warhol sentía que los interesados tenían que escuchar -no lo que querían escuchar, ello según la editora.
Al leer los diarios de Warhol, el lector se entera que pensaba que Bianca Jagger era una idiota, que Jackie O era una persona a quien no tenía en alta estima y que se divertía mucho con Yoko Ono. A su vez, el lector también se adentra en la vida cotidiana en el hogar del artista, donde veía programas banales de televisión y disfrutaba de la compañía de sus perros, Archie y Amos. De vez en cuando también habla sobre cómo esa vida banal estaba afectando su creatividad. En general, no habla mucho de su arte y cuando lo hace menciona aspectos comerciales, como quienes eran sus coleccionistas o el reciente precio de una de sus obras en el mercado y de cuánto él consideraba que debería valer.  
Los diarios de Andy Warhol son interesantes porque demuestran la inhabilidad del artista de presentarse de una manera agradable ante los medios. Aquí es imposible no ver su egoísmo, su hipocondría, su vulnerabilidad y sus formas más desagradables. Sin embargo, el lector no debe creer todo lo que lee. Andy Warhol no escribió estos diarios en privado, sino que son conversaciones con una de sus amigas. Además, él es una persona que planeó muy bien cómo se iba a presentar ante el público, creando un personaje constantemente contradictorio y confuso, el cual la gente nunca logró descifrar por completo. En este sentido, es posible que el Warhol de los diarios no refleje los verdaderos sentimientos del artista. Por otro lado, dentro de todo lo que dice, alguien también podría argumentar que ahí se puede encontrar al verdadero Warhol entre líneas.
No obstante lo anterior, los diarios tienen una importancia cultural, al pasar de la década de los 70 a la década de los 80, cuando cambia su repertorio. The Warhol Diaries es un libro que no se debería quedar en el guilty pleasure ya que posee un contenido cultural e histórico único, narrado por uno de los artistas más importantes de la segunda parte del siglo XX ya que sus obras no sólo son de las más vendidas en subasta, sino que fue un artista que cambió la forma de hacer el arte.

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